Concierto de la banda sinfónica municipal de Sevilla para la Hdad. de la Vera+Cruz

Sevilla.1 de marzo a las 20,30 horas

En la Capilla del Dulce Nombre de Jesús, sede canónica de la Hermandad de la Santísima Vera Cruz de Sevilla, tendrá lugar un Concierto de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla que dirige D. Francisco Javier Gutiérrez Juan que bajo el título “Al pie de la Vera Cruz” en el que se interpretarán marchas procesionales y música de capilla en torno al Santo Madero, y en el que tendrá lugar el estreno de la marcha procesional “Lignum Crucis en Veracruz” y de los tríos de capilla “Cristo yacía en los brazos de la muerte” y “Trío de Capilla IV” de José Albero Francés, Antonio Hurtado Torres y José Jesús Ciero Polvillo respectivamente, todas ellas composiciones dedicadas a esta corporación del Lunes Santo.

El programa completo del concierto será:

1ª parte

"La Cruz" (José Franco Ribate)
"Tristezas" (Fco. Javier Alonso Delgado) Música de capilla
"Luz y Gloria de Sevilla" (Antonio Hurtado Torres)
"Cristo yacía en los brazos de la muerte" (*) (Antonio Hurtado Torres) Música de capilla
"Lignum Crucis en Vera Cruz" (*) (José Albero Francés)

2ª parte

"Juan Jesús" (Pedro Morales Muñoz)
"Al pie de la Cruz" (Germán Álvarez Beigbeder)
"Trío de Capilla IV" (*) (José Jesús Ciero Polvillo) Música de capilla
"Crux Immissa" (José Manuel Bernal Montero)
"Virgen de las Tristezas" (Pedro Braña Martínez)

(*) Estreno absoluto



 

foto:http://www.fotoscofrades.com/

"Cristo yacía en los brazos de la muerte" por Antonio Hurtado Torres

El trío -titulado Cristo Yacía en los Brazos de la Muerte- está basado en una antigua balada anónima inglesa de principios del siglo XVII, que narra la historia de un caballero, asesinado, yacente, abandonado en un camino, sobre el que se ciernen, amenazadores, tres cuervos –símbolos de la muerte-, que tienen, no obstante, que desistir de su oscuro propósito al contemplar cómo el cadáver está fielmente custodiado por sus halcones –que sobrevuelan, imponentes-, y por sus perros de caza, sentados a sus pies, y finalmente, al ver aparecer una misteriosa dama que se acerca al caballero, lava y besa sus heridas, lo recoge, y le da sepultura.
Esta historia y su antigua música, me trajeron a la mente una alegoría de la muerte y entierro de Cristo, concretamente, la imagen de la famosa Crucifixión pintada por Rafael, en la cual Jesucristo, en la Cruz, está custodiado por María Magdalena, San Juan, la Virgen y San Jerónimo, el Sol, la Luna, y dos ángeles que recogen su sangre en sendos cálices.
El Evangelio de San Mateo refiere escuetamente el hecho de que Jesús fue crucificado junto a dos salteadores que lo injuriaban, ambos por igual. San Lucas, en cambio, nos cuenta cómo uno los dos increpaba a Cristo diciendo: “¿No eres tú el Mesías? ¡Pues sálvate a ti y a nosotros!”, mientras que el otro ajusticiado, con más entereza y resignación, reprendía por ello a su compañero de muerte, suplicando al Redentor que se acordase de él cuando estuviese en su Reino. Fue entonces cuando, según Lucas, el Hijo del Hombre le dirigió las supremas palabras de liberación: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Nada más nos cuentan los Evangelios Canónicos acerca de este episodio.
Pedro había negado a Cristo; Tomás no creerá en la Resurreción hasta que introduzca los dedos en los agujeros de los clavos; sin embargo, les estaba deparada la santidad. En cambio, la tradición general, cifrada en los Evangelios Apócrifos, otorga la salvación y la bienaventuranza para el llamado “buen ladrón”, mientras que impone la marca del aborrecimiento y la condenación para el otro, quien, presa de ladesesperación y del dolor, y con el cuerpo retorcido en torno del madero, ni siquiera tuvo la oportunidad de meter los dedos en las llagas...No obstante, Sevilla, Nuestra Ciudad, tan pródigaen contradicciones, como sabia y benevolente, no entiende de condenaciones eternas, y aún tenía que escribir la última palabra sobre este relato, en su particular Evangelio: el Evangelio Según Sevilla. En él, quedó constancia de un diálogo interior, más allá de las palabras, un diálogo de arrepentimiento y perdón, que aconteció entre el Señor y el incrédulo crucificado, enlos últimos instantes, y en virtud cual –citando y parafraseando a uno de nuestros universales bienaventurados sevillanos, ascendido a la Gloria desde las profundidades del abismo (Don Juan Tenorio)-, si verdaderamente “Un punto de contrición da a un alma la salvación”, aunque la maldad del “mal ladrón”, hubiese sido inaudita, la piedad de Jesucristo es infinita, sin duda, la tarde de aquel primer Viernes Santo, estuvieron los tres en el Paraíso... que resultó no ser otro que Sevilla. Desde entonces, Dios vivió siempre entre nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario